12 de junio de 2009

Adiós tortuguitas.

Pues el caso es este. Sucede que desde hace millones y millones de años un pequeño animal de 500 kilos, ha tenido la idea de que hay unas playas en el centro de la América de Colón que le son especiales. No solamente por su belleza incalculable o sus apaciblemente turbulentas aguas, sino porque se les ha venido en gana poner sus huevitos indefensos y sabrosos en las profundidades de las arenas blanco-negruscas de estas paradisiacas playas con el fin de darle continuidad a su especie por miles y miles de años más.

Estos animalitos han venido felices nadando por su historia, luchando contra grandes monstruos terrenales y marinos através de su evolución y la de los demás sin pensar en la catástrofe que había sido profetizada por los ancianos de caparazón manchado hacía unos siete mil años atrás.

La profecía dictaba que unos similares de extremidades largas y con luces propias aparecerían. Estarían por un tiempo muy, muy corto, pero que su intervención les afectaría.




Fue así como en el año de Dos Mil Nueve, uno de estos animales extraños de extremidades largas se proclama frente a los suyos con una propuesta que dice en su portada: "Ley de rectificación de límites del Parque Nacional Marino Las Baulas y Creación del Refugio Nacional de Vida Silvestre las Baulas de propiedad mixta"

Sin saber que estaba pasando los agraciados gigantes se dan cuenta que estos de patas largas cada vez mas aparecen de noche, justo cuando depositan sus huevos, asustadas corren dejando su nido indefenso. Mas y mas sus mascotas y plagas les encuentran en la noche preparándose para realizar su labor, les saquean sus pequeños y sabrosos huevos y les destruyen aquellas playas de arenas blando-negruscas en donde habían pasado por millones y millones de años anidando.

Y se preguntan ¿Que pasa? Se dan cuenta que cada año que regresan hay menos espacio para ellas y menos amigas se encuentran de nuevo. Hay más seres de piernas largas, de día y de noche.

Un día, esperanzados niños y grandes se preparan en vela para recibir a los enormes visitantes. Pasan y pasan las horas y los días y las noches y los años, sin embargo no aparecen más los gigantes.

Cuenta una historia que un verano de secos y cálidos vientos, unos pescadores en su buque se encontraron con una de ellas. Al ser uno de los pescadores amante de su extravagante andar, la detiene y le pregunta -¿Donde se han ido? Tanto tiempo estuvimos en vela esperando, ¿Por que no vuelven?- La Tortuga Baula le respondió - Soy la ultima señor. Los ancianos de caparazón manchando han venido y han llevado a todas consigo- el señor la despidió mientras se diluía su silueta en las profundas aguas de Playa Grande, Guanacaste.




No dejemos que nuestro Presidente Oscar Arias despoje a las tortugas de su lugar de anidamiento solamente por intereses económicos y comerciales. Quejese, quejese mil y un millón de veces, envíe correos. Como es posible que un País que se declara protector de la naturaleza reduzca el territorio de sus parque nacionales para dárselo a los millonarios. Simplemente NO PUEDE SER. El mundo se tiene que dar cuenta de que Oscar Arias es un HIPOCRITA.

3 comentarios:

  1. Esta muy bonito su cuento, y lo triste es que es pura verdad, no solamente es un actor el presidente de facto que tenemos, sino un gran HIJUEPUTA. Yo ya me puse a enviar el cuentito por correo a todo el mundo.

    ResponderEliminar
  2. sí, muy lindo.pero enviar el correíto no sirve de nada... donde está la organización? yo tengo interés en firmar...

    ResponderEliminar
  3. ah si mae, le tendremos q decir adios a tantas cosas, q me invade la tristeza!!!!
    =( saludos nostalgicos!!!

    ResponderEliminar